domingo, 29 de marzo de 2009

-a papa-

Han pasado varios años
desde aquel dos de febrero
en el que sin despedirte
tu ultimo suspiro nos diste.

La placidez de tu cara nos dio a entender
que a otro mundo nuevo
empezabas a pertenecer.

Tu hueco sigue vacío, y tu recuerdo perenne,
lo que en vida no te dije,
lo escribo después de tu muerte.

Eras un padre ejemplar, cariñoso y bonachón,
incansable trabajador, para darnos lo mejor.
Con la mar bajo tus pies,
desde la madrugada hasta el atardecer
día a día te esforzabas, para que nada nos faltara.

Gracias te tengo que dar, por ser mi progenitor,
pues no podía desear otro mas noble, ni mejor.


Algo me hace pensar
que desde un lugar muy especial,
con amor nos contemplarás,
y verás con alegría
que continuamos unidos
y recordándote día a día.



celi

No hay comentarios:

Publicar un comentario